miércoles, 30 de diciembre de 2009

Glosario para novatos (para lectores de papel o electrónicos)

Lector de papel:
persona que lee libros físicos de papel
y tiene que mudarse porque no le entran más en casa.


Lector electrónico:
persona que lee libros virtuales
y espera con ansias a que su editorial favorita
se decida a modernizarse.


Bibliovisor:
artilugio muy tecnológico, tangible,
dónde se leen los libros virtuales
y el cual te desesperas por conseguir a buen precio.
(Llamado en la antiguedad lector electrónico, y otros mil nombres sin consenso)


Libro virtual:
libro intangible que te descargas,
de existencia incorpórea y tal vez mágica;
el cual rezas por que sea inmune a virus
y a intromisiones como la de Amazon en los Kindle que tenían "1984"


MS
tarjeta de memoria de formato estandarizado.

O sea, un cachito plano de plástico, enano,
que pueden usar la mayoría de chismes con agujeros de ese tamaño.

Se puede introducir en los agujeros alargados (con sus siglas correspondientes escritas en el borde)
que hay en cámaras / bibliovisores / otros artefactos pendientes de inventarse (pero que seguro que también son caros)

Lo de sacarlo ya es más difícil.
Así que, un aviso para candidatos a seres dependientes de la tecnología: ¡no os cortéis demasiado las uñas!


epub
formato estandarizado, para publicar libros virtuales,
que odias profundamente si tu bibliovisor no puede leer.



Tienda de libros virtuales (ebook store)
página de internet
que aparecerá muy poco en la pantalla de tu ordenador,
si te gustan los libros clásicos
de autores difuntos y ya en perfecto estado de descomposición.

Libros electrónicos: ¡Esto es un caos! (II)

Si tenemos bibliotecas y bibliófilos, y tenemos televisores...

entonces suma y sigue, ya tenemos todas las piezas para el nombre.

¿Adivinas cuál?, ¡premio!



Y por eso comparto este monologo con vosotros, por si también habéis sentido esa necesidad de salir de esta densa niebla lingüística, esa necesidad de encontrar dónde demonios están los bordes del significado de estas palabras nuevas que emergen de los insondables campos de chips...

Sin bordes no hay formas, y el estar siempre entre la niebla, te impide ver las estrellas.

...Y los elefantes que van a atropellarte, mientras huyen de las serpientes.



Así que, tomad esta caja, os la he envuelto para regalo por ser Navidad, aquí dentro está esa palabra, no viene con instrucciones, ni garantía, pero sí con cariño... úsala 15 días. Y si tras ese tiempo no os gusta, me la devuelves y os devuelvo el dinero. Pero tratadla bien, ¡traedla sin golpes ni arañazos!



Un saludo desde el otro lado de la pantalla, con un bibliovisor cerca con muchos libros por meter dentro.

viernes, 25 de diciembre de 2009

Libros electrónicos: ¡Esto es un caos! (I)

Península Ibérica, 28 de diciembre de 2009

Asunto: Libros electrónicos: ¡Esto es un caos!

¡Hola a todos!:

Cada palabra tiene una curiosa y larga historia. Necesito palabras. Tantas...

Tengo una idea. ¿Por qué no creamos un nombre coherente para esos libros de una sola página?, esos cacharritos con tinta electrónica necesitan un buen nombre. ¡Hagamos un bautizo!

Necesitaba escribiros esta carta, pero no me he atrevido hasta hoy, porque antes quería comprobar que mi propuesta es factible. Y sí, sí lo es, así que al final de esta carta os diré cuál es, pero antes, los motivos de por qué necesitamos un bautizo.
Aunque seguro que ya habéis tenido el placer de chocaros al menos con alguno de ellos.

Los motivos, es decir, problemas, son:

Detecto cierto abuso de anglicismos, ¿tan poca imaginación tenemos? Jo, esto es una invasión, ¡¡y encima les ponemos alfombra roja! ay, es injusto, ¿por qué de los miles y miles y miles de idiomas (sean lenguas oficiales o no oficiales, sean lenguas orales o signadas, sean característicos dialectos regionales o idiomas de academia) por qué me ha de invadir siempre la misma?, ¿por qué no se engarzan en mi diccionario palabras de otras culturas? qué poca variedad hay ultimamente.

Detecto cierta ausencia (brutal) de... consenso en el vocabulario:
lector electrónico, libro electrónico, lector, ereader (eReadeer, e-reader), ebook (eBook, e-book), libro digital, ebook digital... y la lista sigue, ¡y eso sólo es en páginas escritas en castellano!
Sí, sé que en esa lista he mezclado dos conceptos distintos, sí, pero es que más de uno se lía entre ellos, y eso nos lleba al siguiente punto:

Hay ausencia de consenso y... de rigor.
Es habitual llamar "libro electrónico" tanto al contenido (libros intangiblemente virtuales) como al continente (el chisme físico con pantalla).
¿Es o no es un caos?

Y además, confieso que lo de llamar "lector electrónico" a esos utensilios no me acaba de convencer:
a) "leer" lo hacen todos los utensilios electrónicos que tienen programas informáticos ¿no? (hum... interesante elección, "leer" en vez de "descifrar", "interpretar", "entender", ¿tendrá algún motivo?, ¿o será sólo por ser una palabra más corta? ¿más usual?, ¿o sólo por ser traduccción literal?), hay "lectores" de todos los formatos avi, pdf, doc, rmvb, cbr, odt, etc y yo quésé, así que darle el nombre de lector a un chisme electrónico, me parece una redundancia innecesaria. No estoy en contra de las redundancias, pero en este caso el añadir algo más facilitaría las cosas.


b) ¡Siento como si llamara a los mp3 "oyente electronico"!





Esta es la era de la información. Se puede buscar cualquier cosa por más rara e única que sea. Pero ¡ups! necesitas un nombre. Tal vez un día haya Guguel en el que en vez de teclear, se pueda hacer un dibujo y entonces (igual que en los diccionarios de japonés), te muestre los resultados que mejor concuerden con tus trazos, (eso sí, habrá que dedicar tiempo a aprender a dibujar con calidad en los detalles, o se corre el riesgo de que queriendo buscar "sombrero", el buscador te muestre elefantes siendo digeridos por reptiles)



Esta es la Era de la Información. Se puede buscar cualquier cosa por más inusual que sea, y más fácilmente que nunca. Pero la información sin consenso no sirve de nada. Se necesita unificar el léxico, al menos un poco, aunque luego cada uno añada su sal a sus palabras y sus frases, las posibilidades tan infinitas como quieras, pero ahí, cerca, que además esté el nombre asumido por consenso, la etiqueta clasificatoria que guarde en su interior, que cree cada vez que sea leída, la idea que queremos transmitir (sin wifi ni cables usb ) de un cerebro a otro.



Déjame adivinar, seguro que a la hora de hacer búsquedas (en castellano) de estos útiles cacharrines pendientes de bautizo, si escribes sólo una palabra, los recultados de la búsqueda no sólo están incompletos (hay sitios que deberían aparecerte por ser útiles y relevantes, pero no aparecen), sino que se añade toneladas de información que no buscabas ()¡el problema de que tanto contenido -libros virtuales-, como continente -artilugio con pantalla-, tengan el mismo nombre!)



(continua...)